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Obed Zamora Sánchez
Cronista vitalicio de la ciudad de Tuxpan
Los encuentros nacionales de huapango que se llevan a cabo en noviembre de cada año en Amatlán-Tuxpan hacen vibrar todas las cuerdas de nuestro ser, es la expresión más pura de identidad huaxteca y se refleja en esa música y en esa danza que hace inmensamente felices a los que hemos nacido aquí y a muchos mexicanos y extranjeros que se han prendado del encanto de este son y baile tradicional de la región huaxteca.
Nacido de la voz náhuatl cuahpanc, la cual se compone del vocablo oahuitl, leño o madera, y pan, en el lugar o en el sitio, es decir un son y danza que se baila sobre una tarima de madera. Y aquí volvemos a la discusión permanente de por qué náhuatl si somos huaxtecos. Sin embargo debemos recordar el perenne intercambio de la nación huaxteca y de las tribus del altiplano que trajo consigo la penetración cultural y comercial de los nahuas y otomíes que por siglos culturizaron la zona y nos dejaron su idioma.
No es fácil ubicar el origen histórico del huapango, pues es posible que haya existido entre los indígenas de esta zona, pero lo más probable es que fue la gran influencia de los géneros musicales populares que nos trajeron los españoles durante la época colonial, entre los que sobresalían las voces de los trovadores herederos de los antiguos romanceros europeos. Otra versión - discutida si ustedes quieren- es que el huapango no se libró de la influencia africana recibiendo probablemente algunos elementos del antiguo tango que era bailado en Veracruz por los mulatos(1). La llegada de la población ibérica como los andaluces-gitanos, vascos, navarros, flamencos y la fusión de formas musicales europeas, indígena y africana dieron lugar al nacimiento de una expresión musical con carácter propio y regional que en constante transformación iría diferenciándose en cada uno de los lugares y regiones para resultar en una amplia variedad de estilos e intérpretes que siempre lo hacen distinto de una ejecución a otra.
Tradicionalmente se llama huapangueada a la fiesta en donde participan adultos, jóvenes y niños, y al modo particular de bailar este género de son que se interpreta con violín, jarana y guitarra quinta (huapanguera). Los músicos siempre son tres, siendo muchos de ellos profesionales y al compás de los instrumentos, entonan coplas de muy diverso contenido. Los dos tipos de guitarra son usados generalmente para producir armonías que acompañan a la melodía del violín mediante el rasgueo y los llamados azotes, balanceándose artísticamente los agudos y graves. Sin embargo, aun cuando la técnica de ejecución de estos instrumentos es la de las llamadas guitarras de golpe, suelen ser empleados también para requintar, como sucede algunas veces con la jarana, o para llevar el pespunteo de bajos en contrapunto con el violín tratándose de huapanguera requiriéndose gran habilidad y experiencia en su manejo.
Otro de los rasgos que distinguen al huapango huaxteco es el del falsete, cuyo origen es posiblemente la falta de educación de la voz de nuestros indígenas, los cuáles al querer imitar los sonidos agudos de las voces educadas de los europeos, quebraban el sonido por no sostener la posición debida en su garganta, otros dicen que el falsete es el mismo de los trabajadores mallorquines y muchos mas opinan que puede ser una manifestación natural del pueblo huaxteco...
Muchas son las posibilidades que presenta nuestro huapango por su estructura sincopada y abierta, a la vez, se presta para la improvisación tanto en la voz como en los instrumentos. Esta libertad hace posible el acoplamiento de cualquier otro elemento sonoro, si es bailado, la música se enriquecerá con el rítmico zapateado de quien lo baila, si es tocado, podrá ser común que se golpee con las manos la jarana o la huapanguera, que se haga vocalización (chasquido que se produce con la lengua usando el paladar y la boca como caja de resonancia) o que se aplauda al compás de la música.
Que espectáculo más vivo popular e integral le dan estos elementos a nuestro huapango; lo escuchamos en los días de fiesta, en los quince años, bodas bautizos, entierros, cabos de años, en los días del tianguis, en las cantinas y desde luego, nos encontramos a los tríos huapangueros en las fiestas tradicionales llevando las mañanitas al santo patrón, en los cumpleaños y particularmente en este festival que año con año celebramos en esa hermosa población de Amatlan-Tuxpan, uno de los más bellos rincones de nuestra huaxteca.
Raúl Pazzi es una personalidad de la ciudad de Pánuco, a quien se le debe y se le reconoce su enorme trabajo en la difusión y modernidad del Huapango. Es un hombre que gracias a la facilidad y elegancia para interpretarlo, ha trascendido las fronteras norveracruzanas y nacionales para darlo a conocer al mundo. Es además, un investigador ansioso, ya desde 1961 conjuntamente con otros grupos entusiastas, tomaron la iniciativa de crear el traje femenino recopilando datos y documentos sobre el vestuario autóctono y mestizo (2) de toda la huaxteca, llevando este material a las manos creadoras de Ramón Valdiosera Berman, quien diseñó finalmente la prenda y fue aceptada por las cuatro regiones huaxtecas, sellando así una etapa importante de la historia del huapango.
Así el petob, trenza hecha con estambre de colores, y el quequechmitl se tomaron del vestuario de la huasteca potosina, la falda de dos olanes y a media pierna del vestuario del estado de Hidalgo, el mandil y los aditamentos que acompañan al vestido como el abanico y los collares se adoptaron de la jarocha de Veracruz; por ultimo los flecos que penden del quequechmitl fueron tomados de la cuera tamaulipeca, utilizando así a los cuatro estados que representan en su geografía a la región huasteca.
El vestido esta confeccionado en organza, gasa y organdí, el diseño fue presentado en color blanco, pudiendo presentarse también en diferentes tonos pastel; los bordados en el quequechmitl y el mandil son de estambre de colores tradicionales, amarillo, rosa mexicano, rosa pálido, anaranjado, guinda, verde bandera, verde limón y para rematar se utiliza la hilaza café. Toda una fiesta del color; La flor que se utiliza es una estilización de la flor de la huasteca y se llama Retama , el pelo se recoge hacia atrás y remata en chongo para colocar el petob , en algunas ocasiones el pelo se suelta y el petob queda en forma de corona, los zapatos son de tipo español y en color blanco.
El traje masculino fue diseñado por Raúl Pazzi Sequera y Patricio King ambos de Pánuco. Consta de una guayabera que presenta en su parte posterior cuatro hileras de alforzas que significan las cuatro regiones huaxtecas, el cuello es de tipo ranchero con un pañuelo rojo y un paliacate anudado al cuello sacando sus puntas por el frente de la botonadura de la guayabera. La Guayabera normalmente es de cuatro bolsas pero puede presentar solo dos cuando la prenda es toda alforzada, el pantalón es blanco y el sombrero tantoyuquero ribeteado y con barbiquejo dándole a todo el conjunto gran elegancia y distinción.
Debemos estar orgullosos de la conservación de esta hermosa tradición tan nuestra, tan veracruzana y desde luego tan huaxteca, como así lo expresaron recientemente Patty Florencia y Raúl Pazzi en el aniversario del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) efectuado en Tuxpan hace unas semanas.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
1.- La música popular en la huaxteca veracruzana. Manuel Alvarez Boada. Segunda edición 1990. Dirección General de Culturas Populares. 2.- Crónica Histórica del Huapango Huaxteco Veracruzano. . Patricia del Carmen Florencia Pulido. Colección Flor y Canto sec. 1991. 3.- El Bagre. El Huapango Vida y Pasión. Oct. Nov. 1996.